Poema de Lilly Reiss
- Lilly Reiss
- 9 oct 2017
- 1 Min. de lectura

El aguacero cae sobre el recuerdo de aquel techo de zinc, y el frío insiste en amamantar a la piel. La razón se distrae del frenesí, y el teclado se arriesga a charlar con Prokovief. Y yo aquí, en un café, con la soledad acostumbrada a seducir este oficio, lleno de ecos y correspondencias, como lo describiera Paz. Pienso y siento, que las palabras se hilvanan unas a otras, algunas sobre aquéllas, tejiéndose en la membrana del pensamiento. Coincidencias, estorbos, armonías, amores, muertes y vidas… ¡Cuán frágiles somos, y qué subliminal y trágico es evidenciarse, en el dédalo de la metamorfosis, conspirando con la sensatez de lo mítico…!
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