Poema de Lilly Reiss
- Lilly Reiss
- 19 abr 2017
- 1 Min. de lectura

Las esquinas se rehúsan a seguir encorvándose.
La eventualidad ya no existe.
Todos divagan linealmente.
¡Nadie puede voltear!
¡Nadie puede perderse!
¡Nadie puede dejarse atrás!
Es la urgencia de los que se detienen a pensar en el punto, donde ya, la espalda está casi dejando una procesión de mariposas.
¡En realidad, solo dos reales, el resto imaginarias!
A la derecha, a la izquierda, son palabras carentes de sustancia, que perdieron el poder de la mudanza.
El capricho de las aristas, las condena a la tartamudez del Destino, que necesita “la vuelta”, para justificar su oficio, ante los mortales.
Desempleados están los espejos.
Y los reveses tratan de remendarse.
Y a lo lejos, se vislumbran los encajes que descienden del ropaje de la luna
¡que ayer vistió de gala!
La monotonía disfruta del paladín del momento.
Las aceras no encuentran como acicalar, sus interminables contornos.
¡Y las calles, no quieren hablar, ni con las amapolas!
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